Me he preguntado bastante sobre este tema en mi corta carrera pedagógica y hoy quiero hacer algunas reflexiones acerca de un estilo de crianza fundado en el premio, el castigo, la amenaza, el soborno y el chantaje.

Llamaremos a este estilo de crianza “paradigma del miedo” pues siento que se basa en inducir miedo o necesidad, para lograr el adiestramiento deseado, se basa en la imposición, en la dominación, en adecuar y readecuar las reglas cada vez que sea necesario para lograr la acción deseada.

Puesto en contexto, propondremos la misma situación para explicar diferentes aristas del paradigma del miedo.

Situación: Un dia lluvioso, el padre pide al hijo ponerse determinada vestimenta, el pequeño no accede pues el quiere vestirse con otro tipo de atuendo; el padre basado en el paradigma del miedo responde……

Premio/soborno: “Si te vistes como yo digo, te regalaré un chocolate” intrinsecamente esta frase genera una necesidad en el niño, anulando su voluntad.

Castigo: “debes vestirte con esta ropa de lo contrario no te dejaré jugar con tu jugete favorito” provoca miedo y la idea de un sufrimiento futuro, anulando su voluntad.

Amenaza: “si no te vistes como te digo todos se reiran de ti” al igual que con el castigo la amenaza provoca miedo y la idea de un sufrimiento futuro, anulando su voluntad.

Chantaje: “Bueno te voy a permitir usar la ropa que tu quieres, solo si te portas bien durante todo el día, de lo contrario nunca más te permitiré que elijas tu atuendo”. Se condicionan las facultades individuales, el padre adecua las reglas en su conveniencia, anulando la voluntad.

La pregunta que debemos hacernos ahora es ¿cuantas veces al dia recurrimos a frases como estas para condicionar y por consiguiente adiestrar a nuestros hijos? ¿Cuánto espacio damos a nuestro hijo para explorar su verdadera voluntad?

Han notado que su hijo en ocaciones se vuelve indeciso, se queda callado o no toma decisiones, probablemente él esta esperando que le ofrezcas el premio o el castigo, esta escondiendo su voluntad, esta esperando responder bajo el paradigma del miedo, me parece muy triste pensar que estos niñ@s crecen toda la vida de esta manera y sufren la adolescencia a falta de voluntad que repercute en falta de autoestima y falta de identidad, finalmente se convierten en adultos que replican el modelo, adultos con miedo que reproducen en sus hij@s el paradigma.

¿Que es, y por qué es importante la voluntad?

La voluntad es principalmente la demostración del ser, al visibilizar mi voluntad estoy demostrando lo que llama mi atención, eso habla del impetu de descubrimiento y es la acumulación de aprendizajes dados por los descubrimietos diarios, los que dicen quien soy, es decir, los que generan mi identidad.

Es el derecho a ejercer la propia voluntad entonces, el generador de identidad. La falta de identidad y sobre todo la negación de ella producen la baja autoestima.

La voluntad no tiene dualidad, no existe una voluntad buena y una voluntad mala, ni una voluntad correcta y una incorrecta, lo escogido simplemente habla de donde quiero poner mi atención en un tiempo determinado y es el aprendizaje sobre esa experiencia la que dirá si tomé o no una buena decisión.

No somos los padres los que debemos tomar esas decisiones, debemos darle tiempo a los hijos, para que por su voluntad encuentren el camino correcto, muchas veces recorriendo un sinfín de rutas mas o menos adecuadas hasta dar con lo que ellos sientan que está bien.

Se necesitará entonces un padre o madre que guíe y no que se imponga, se necesita que se respeten y no se juzquen las decisiones de los niñ@s, es deber de los padres aconsejar y ayudarles a mantener sus decisiones, pues son ell@s los que deben decidir y cada decisión tiene consecuencias.

La crianza basada en el paradigma de la voluntad no es dual y promueve el aprendizaje, quitando de sí todo tipo de sesgo, es dar la posibilidad a los hijos a tomar decisiones basadas en experiencias y no en miedos.

Situación: Un dia lluvioso, el padre pide al hijo ponerse determinada vestimenta, el pequeño no accede pues el quiere vestirse con otro tipo de atuendo; el padre basado en el paradigma de la voluntad responde……

Consejo: recuerda que es invierno y está lloviendo, es muy posible que necesites abrigarte en algún momento, te recomiendo ponerte algo que mantenga tu calor corporal, quiero cuidarte y verte sano, el frio puede ser riesgozo. 

Ayudamos a mantener la decisión sin juzgar: luego de dar todos los consejos necesarios, debemos visibilar la decisión tomada, “perfecto, ya estas vestido, recuerda lo que decidiste, al final del dia me cuentas si fue una buena elección”.

Protegemos: Como adultos ya vivimos muchas veces las experiencias que hoy esta pasando mi hij@; aconsejamos, no juzgamos, visibilizamos la decisión y finalmente protegemos, si nuestro hijo va a pasar frio con el atuendo que lleva puesto, somos los padres los que llevaremos un abrigo para cuando él o ella lo necesite. Sabemos que eso pasará.

Es necesario no juzgar en este punto; un buen consejo y la muestra de apoyo puede ser una mejor forma de actuar.

  • “¿tienes frío? Tu padre siempre esta para cuidarte… toma, traje esto para ti, pontelo para que vuelva el calor, quiero verte sano siempre, te amo.”

Al final del dia se necesitará visibilizar la situación  – “¿fue correcta la elección de vestimenta de hoy?”

Volver al paradigma del miedo sería juzgar al niño: – “Te dije que tenías que ponerte otra ropa, te equivocaste porque eres tonto y no me hiciste caso, toma te traje un abrigo por que YO sabía que te daría frio”.

En este contexto podemos ver que el padre se propone como alguien que lo sabe todo y el niño como un ignorante y un porfiado. A su identidad le estamos diciendo yo soy mejor, tu no vales nada, yo tomo mejores decisiones que tu.

Vuelvo a preguntar…

¿cuantas veces al dia recurrimos a frases como estas? ¿Cuánto espacio damos a nuestro hijo para explorar su verdadera voluntad?

“El premio y el castigo son excitaciones que tienen por objeto provocar el esfuerzo; con este sistema es imposible pensar en el desarrollo natural del niño. El jockey ofrece un terrón de azúcar al caballo de carreras antes de montarlo, y el cochero fustiga sus caballos para que le transmitan las riendas. Sin embargo, ninguno de estos caballos corre tan soberbiamente como los libres caballos de las estepas.”

Maria Montessori

Juan Ignacio Díaz Miranda